Piscinas
Cuando era
niño, siempre fui muy mimado y, como consecuencia, recibi superprotección de mi
madre en cualquier situación que presentase peligro. Hoy, recordándome de esos
bellos momentos, no entendí el motivo de que ella nunca me prohibió ir a
piscinas. Piscinas normales o de plástico.
“Pero cual
es el peligro, Fabri?” te estarías preguntando, querido lector. Y yo te
respondería “Cuál es la seguridad?” porque piscinas son los lugares con mayor
probabilidad de ofrecernos hematomas, cortes y traumas. Antes de continuar, te
daré la oportunidad de que recuerdes de “aquella” vez en un posible asado en
familia en la cual te machucaste en la piscina, te fuiste llorando junto a tu
mamá que, con mayor malicia y abuso de sabiduría del mundo te dijo “Fue solo un
susto”
NO, NO FUE.
Y si mi mujer algún día le dice eso a mis hijos, le voy a acertar un soco y le
diré la misma cosa. Para que ella aprenda que susto es susto y dolor es dolor.
Hice un
ejercicio mental y junté los peores momentos de mi vida relacionados a
piscinas. Voy a hablar del primero que probablemente ya les pasó a todos los
niños del mundo: Resbalarse en la orilla. A pesar de ser un clásico, es uno de
los espectáculos más lindos cuando visto de fuera. Siempre le pasa a aquel niño
retardado que corre sin ninguna razón importante, luego pisa en falso en la
orilla mojada y resbaladiza y aterriza con el mentón en el suelo o en la
orilla. Algunas de las victimas se quedan allí, inertes y gritando de dolor con
la mano en la cara, pero otros sin querer, caen de vuelta al agua, encerrando
la presentación con maestría.
Aún en los
recuerdos de la orilla, también había la pelea de gallos (cuyo nombre no me
tiene sentido alguno, ya que nunca vi gallos peleándose de esa manera) donde la
persona de arriba se golpeaba la costilla en la caída y el siempre presente “cambote”.
Mismo siendo algo difícil de que pase, ya presencié algunos golpes de talones
en la orilla.
Este tipo
de peripecias solo son posibles en una piscina grande que, para mi, es el tipo
menos letal. Puedo decir que ya tuve una piscina de plástico en mi infancia y
aquello, mi amigo, es el tipo de cosa que separa los chicos de los hombres. Hoy
existen aquellas redondas, “hondas”. Nooo. La que yo tenia era de 2000L
rectangular con barritas de hierro, hardcore. Me cansé de resbalarme con el
fondo de la piscina y golpearme la boca contra las barritas de hierro y,
ocasionalmente, golpear mis testículos infantes en la orilla (de hierro)
intentando salir.
2000 L era
un volumen limitadísimo de agua para, digamos, dos personas. Imagínate en día
de asado con aquella cantidad de primos, hijos de los amigos de los padres y
otros niños dignos de un show beneficiente de Bono Vox. Todo el mundo sabe que
vejigas infantiles, cuando cercadas por agua, tienden a excretar orina. Yo era
chico, no me importaba. Me refrescaba con la orina de otros e inclusive tragaba
el meo ajeno sin querer. Me atragantaba y tosía orina ajena, feliz… ah, mi
infancia.
El único
día que la piscina fue allanada fue en un asado donde un chico se llenó de todo
tipo de comida que se ofreció aquel día, comió todo lo que su juvenil cuerpo
aguantaba y se tiró al agua. Después de aproximadamente 7 minutos sacó todo lo
que tenía adentro al exterior, no, pero en serio, realmente saco TODO lo que
tenía adentro: Desde el ultimo pedazo de chorizo con farofa hasta el nescau que
tomo como desayuno. La piscina rápidamente fue dominada por un liquido de color
desconocido para mi hasta ahora. Mi amigo, nunca vi un sistema de evacuación
tan rápido.
Post
terminado :3
Esto es una
parasitosis, ustedes solo consumen nunca retribuyen. Comenten de vez en cuando,
si? :3
Besos a
todos aquellos que hacen caca durita.
besos para mi
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